¿Cuáles son los primeros cambios que va a haber en el debate?
Este año va a ser un debate de 360º. Van a ser muchos panelistas y van a ir rotando durante la semana, porque tenemos la suerte de que a todos los que invitamos a participar, que llamamos, se comprometieron porque es una experiencia diferente. Analizar las conductas humanas de los participantes es un desafío para los periodistas, actores, actrices, los que nos van a venir a acompañar.
¿Te entusiasma la idea de ser la mediadora entre tanta gente y rotativa?
La verdad que estoy gratamente sorprendida por la aceptación que hemos tenido y un poco desbordada porque son muchos y hay que ver como los arreglamos para que todos tengan un poquito de participación.
¿Sorprendió la incorporación de Agustina Kampfer para el debate?
Ella está muy contenta de hacerlo y nos pusimos de acuerdo con todos. Rial, que me dijo ‘todo bien, si vos la querés y a vos te sirve, si vos pensás que te puede sumar dale para adelante’ y ella está muy contenta. Eso esta bueno.
¿Sos consciente que El debate te plantó más como conductora?
El año pasado por ahí era diferente porque no me lo esperaba. Me cayó la propuesta de Martin Kweller y para mí fue un alago, una cosa enorme que este monstruo, que una productora como Endemol, con este formato que es tan enorme era para mí una oportunidad que no la quería desaprovechar, un desafío enorme. Pero este año tengo otro desafío, que es otro horario. Para mi es diferente. A mí me gusta. Me atrae mucho duplicar la apuesta y en otro horario. El debate me dio otra presencia, otra seguridad. No me doy cuenta pero lo tomo porque hay un cambio, hay una diferencia.
¿Te genera presión modificar la tarde de América?. ¿Cuáles van a ser esas diferencias que se pueden llegar a marcar por el horario?
Hoy estamos todos tomando algo, relajados, pero tiene una mística este lugar y una vez que se apagan todas las luces, que empezamos a hablar de las historias, que empieza la música de gran hermano, ya te metes en un clima diferente. Donde me puedo proponer hacerlo más desestructurado desde el horario, porque sale a las 18. Gran Hermano te mete en su clima. Es diferente. No puedo decirte cómo va a salir porque lo tengo que sentir.
¿Qué impresión tuviste de la nueva casa?
Había venido a la casa pero hace dos semanas, cuando todavía no iba a hacer El Debate. Cuando la vi terminada la verdad que supera a todas, es increíble. Muy bien decorada y espero que los chicos la cuiden.
El año pasado Gran Hermano y El debate le dieron números de rating muy altos a América. ¿Esperan lo mismo para este año o los presiona la frase “las segundas vueltas nunca son buenas”?
El público de Gran hermano no se de donde viene, porque no es que le quitamos al de al lado y vos ves que al de al lado empieza a cambiar y es un tractor. El horario de El debate, y pasaba en las galas, crecía el número pero con un público que viene vaya a saber donde, de otros lugares que sigue GH. El formato tiene su público y a la vez se engancha el de América que tiene como su público fiel que está esperando y no cambia de canal, se levanta con Antonio Lage y hasta Alejandro Fantino no lo cambió, se queda porque se siente acompañado.
¿Sentís que es compatible el público de Gran hermano con el de América?
Creo que nos suma, porque aquel que viene de otro lugar dice “bueno, me puedo quedar” y le pasó a la noche de América. En los últimos años el encendido costaba un montón a la noche. Hoy Intratables, más allá de que es el mejor programa político, se instalo y tiene números altísimos pero la noche está muy fuerte.
¿Crees que vas a ayudar a la tarde de América con los números de El debate o que te va a perjudicar?, porque después de estar entre el noticiero e Intratables, eran otros los números que se manejaban para El debate.
Si, pero eso es lo lindo del desafío. Quiero, deseo, voy a trabajar para mejorar los números. Pero me parece que esa fue justamente la decisión de la gerente de programación. De eso se trata, Liliana tomó la decisión de decir “vamos a ponerlos acá que es lo que más necesitamos”.
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