Wednesday 30 September 2015

Entrevista - Ciudad.com

Por Florencia Maccione @floppydisk
MIÉRCOLES 30 DE SEPTIEMBRE DE 2015



Especialista a la hora de romper rótulos, a Pamela David (36) no le interesa ser políticamente correcta y ese desenfado es, quizás, uno de los secretos de su éxito. Considerada una de las mujeres más deseadas del país, la estrella de América encontró la manera de correr el eje de su belleza y hoy se luce tanto al frente de Desayuno Americano como de El Debate de Gran Hermano 2015, reality que termina este miércoles a las 21.30 hs.
Segura y espontánea, Pamela habla con Ciudad.com sin tapujos del Photoshop (¡una rareza entre las famosas!), se ríe de los prejuicios que la rodearon desde el comienzo de su carrera y, principalmente, no reniega del camino que recorrió para llegar a este presente que la tiene como la conductora con más horas en pantalla.
-¿Qué balance hacés de la conducción de El Debate, que está por llegar a su fin?
-Vamos a seguir con el programa hasta el 9 de octubre porque hay mucho para contar de los finalistas, ¡tenemos tanto para compartir! Lo he vivido con mucho compromiso y sentí el estrés porque era una apuesta enorme la llegada de Gran Hermano a América. Además, sentía que contaba con el plus de haber participado de un reality (El Bar TV, en el año 2001) y eso me iba a permitir interpretar a los chicos, tanto dentro como fuera de la casa. De hecho, creé una empatía tremenda con todos ellos, pegamos onda siempre. Hoy, mi balance es súper positivo y estoy feliz de que el reality haya cambiado acorde al estilo del canal. Fue un Gran Hermano distinto al resto.
-¿Cuál fue el momento más difícil de esta edición de GH?
-Sin dudas, el sábado que vinimos con Jorge Rial para comunicar la decisión de expulsar a Brian de la casa, después del episodio que tuvo con Marian. Yo estaba en un asado y veía que las redes sociales ardían. Ese momento fue muy intenso porque, sinceramente, había muchos sentimientos encontrados. Uno no tiene un favorito pero con Brian pasó algo desde el casting: transmite carisma, se hace querer con todos, hasta con los familiares de otros participantes y, si lo conocés en persona, más todavía. Entonces, era muy fuerte ver esa imagen horrible de él, que no se condice con lo que es, y que todos lo juzgaran.
-¿En ese caso se sintió la presión de las redes sociales?
-Sí, pero a la vez había que contarle al mundo lo que pasó sin mentir. Porque vos podés ser tribunero, poner el hashtag de "Ni una menos", embanderarte y hacerte el que impartís justicia, pero estás siendo irresponsable. No es cierto que Brian sea una persona violenta, te lo dicen los profesionales: él tuvo un episodio en una casa, encerrado, con alcohol y había un montón de factores que influyeron. Está claro que estuvo mal y que se arrepintió. Me sentía responsable de contar la verdad porque era mucho más fácil juzgarlo y hacer lo que hacían todos.

-¿Finalmente tu propia experiencia en El Bar te sirvió para generar más empatía con los chicos?
-Sí, cien por ciento. Es una experiencia de vida un reality. Además, cuando entré al Bar yo era modelo y tenía ganas de quedarme en el medio. En cambio, los demás chicos volvieron a sus casas porque para ellos fue una experiencia de vida y no querían quedarse. Era distinto el perfil. Hoy todos los chicos de GH tienen algo relacionado al medio y ganas de estar, algo que me hace acordar mucho a mí.
-¿No te arrepentís de haber participado de un reality?
-No, para nada. Para mí El Bar fue mi gran trampolín, entrar a ese reality me dio la oportunidad de mi vida. Me acuerdo que después me encontraba con productores de moda que me decían “cuando te conocí en el casting veía que tenías un ángel”, y yo les respondía “¡me lo hubieras dicho antes!” (risas).
-¿Cómo fue pasar de ser una diosa de teatro de revistas a una conductora de prime time?
-Al principio, era más irresponsable con respecto al trabajo. Era súper puntual y no faltaba nunca, pero en cuanto a la preparación, tal vez me venían primero las oportunidades y después me preparaba. Por ejemplo, Gerardo Sofovich me puso en la marquesina de calle Corrientes y después me puse a tomar clases de baile. ¡Era al revés! Las oportunidades me sorprendían antes y después, a contra reloj, me preparaba, pero el tiempo no era el suficiente. Una bailarina que había estudiado toda la vida y me veía a mí en la marquesina se preguntaba por qué estaba ahí… y tenía razón en enojarse.

-¿Hay algo de lo que te arrepentís de lo que hayas hecho en todos estos años?
-Creo que no. Hoy, si hago un pantallazo, me parece que lo más fuerte fue la tapa de la revista española Interviú, que posé sin ropa cuando recién había sido mamá de Felipe. Pero todo tiene un por qué. En ese momento necesitaba regresar y de la única manera que lo sabía hacer era haciéndome la sexy. Es triste pero real. Todavía no sabía que había una parte de Pamela que no era sólo el cuerpo y la cara, que podía salir a laburar desde otro lugar… pensando un poco (risas). No me sentía segura en ese momento, lo fácil era eso y no me daba pudor. Hoy, con la edad que tengo, mis dos hijos (Felipe de 8 años -fruto de su relación con Bruno Labaque- y Lola, de 2) y mi marido (el empresario Daniel Vila), ya es distinto.

-Se te ve espléndida así que podrías hacer tranquilamente de nuevo una tapa desnuda...
-¡No! Ahora ni loca lo hago de vuelta, tengo mucha suerte ¡y mucho Photoshop! Sí, lo digo sin problemas, tengo mucho Photoshop, nunca fui una chica de gimnasio (risas). Pero en ese momento me sentía linda y no tenía ningún prejuicio. De hecho, en muchas entrevistas pensaba qué barbaridad tenía que decir para que el título fuera fuerte, “garpara” y me siguieran llamando. Era todo pensado para perdurar en el tiempo y en ese momento si no lo hacía yo, lo hacía otra. Entonces, tampoco me arrepiento. Si lo pienso, era lo que en ese momento sentía que tenía que hacer. Nunca renegué de mi costado sexy, hoy menos… pero ya no me da el cuero (risas).  
-¿Daniel es celoso?
- ¡Yo soy más celosa que él! Pero porque no le doy ningún motivo. Para él, que me ama, soy la mujer más linda del país y me dice “pensar que la mujer más hermosa de Argentina no me da motivos para estar celoso y me brinda toda la seguridad que en mi vida he sentido”. La verdad es que soy de fijarme en los detalles y de dar seguridad todo el tiempo. Por eso, una de las razones por las que ni se me pasa por la cabeza volver a hacer una tapa desnuda es justamente para no hacerle pasar un mal momento a él. Hoy sí me importa la persona que tengo al lado. Tal vez antes me importaba más mi carrera y hoy la prioridad es mi familia, después viene lo profesional.
-¿Ser la mujer del dueño de América afectó la relación con tus compañeros de canal?
-No, me parece que el mambo lo tenían más los de afuera del canal. La gente de América jamás me hizo sentir diferente. Excepto por dos años que trabajé en Canal 9 con Sofovich, toda mi carrera la hice en América (El Bar, Doble Vida, Fuera de foco, Animales sueltos) y los conozco a todos los que trabajan acá desde siempre, ellos nunca cambiaron conmigo y yo tampoco con ellos. Me parece que era un mito que venía desde afuera.

-¿Te dolía cuando escuchabas historias en los medios que hablaban de la “primera dama”?
-Sí, claro. Era muy difícil tener que dar explicaciones de algo que no era cierto. Desmentir algo que no es verdad, es peor; que lo desmientan ellos. Pero me ponía mal porque no era real. Por suerte, el tiempo va dando la razón.
-Hoy formaste una familia con Daniel, ¿cómo combinás tu vida como mamá y esposa con tanto trabajo?
-Es muy difícil. Aprovechamos a full los fines de semana y los miércoles también, que salgo de Desayuno y me voy directo a casa. No me pongo ninguna obligación para estar con mis hijos, vamos al cine y hacemos todo juntos. Ellos me hacen saber que no quieren que trabaje en el prime time y yo tampoco quiero. Con El Debate sí porque es un formato corto, de unos meses, pero no aceptaría otro tipo de programa.
-Hace poco, Daniel contó en Desayuno Americano que te viene proponiendo casamiento y que la última vez no le dijiste que no. ¿Se viene la boda?
-¡No le respondí todavía! (risas). Es que nosotros no necesitamos casarnos, funcionamos muy bien así. Si lo hablamos es por nuestros hijos: Daniel tiene 6 y con Felipe somos 7. Si Dios quiere María Luisa (la hija menor de Daniel), que tiene 12 años, se viene a vivir con nosotros el año que viene porque va a estudiar en Buenos Aires. Los hijos más grandes tienen su vida, sus parejas y sus futuras familias. Nosotros terminamos de ensamblar la familia con Luisita, Lola y Felipe. Así que el año que viene es importante y por eso pensamos en el casamiento, sólo para ellos. No para nosotros, porque estamos perfectos.

-¿Te imaginás una fiesta rodeada de sus hijos?
-Me lo imagino sin fiesta porque para mí lo más importante es el momento, la celebración, la unión. Pero no por necesidad, porque nuestra unión se llama Lola, un solcito que nos tiene enamorados a todos, y que también terminó de unirnos. Así que te repito, no nos hacen falta los papeles pero sería un lindo paso para los hijos.
-¿Y tienen ganas de seguir agrandando la familia?
-No, estamos bien así. Nosotros también nos disfrutamos mucho como pareja, nos gustan nuestras escapadas, nuestros viajes, las charlas que compartimos y, sobre todo, somos papás muy presentes. Por ejemplo, Lola hoy se levantó a las 5 de la mañana, chocha, pidiéndome que le leyera un cuento... y yo a partir de ese momento ya no paré. Si tenés un hijo es para dedicarte y hoy tenemos nuestras energías en la familia que ya formamos.
¡De yapa, no te pierdas el ping pong a Pamela sobre los finalistas de Gran Hermano 2015!


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