Nueva
dinámica familiar, análisis de la actualidad del país y violencia de género. Pamela
David (38) pasará de un tema a otro con el mismo ritmo del minuto a
minuto del rating: sin respiro.
Nació en
Córdoba, pero todos la consideran santiagueña porque se mudó a
esta provincia del norte argentino en sus primeros meses de vida. La
fama llegó de la mano de El Bar, en el 2001, y a partir de ese
momento nunca más paró de trabajar. Desfiles, teatro, revistas, Showmatch,
panelista, movilera. "Me arremangué y trabajé siempre",
confiesa.
Mientras
crecía en la profesión, lo mismo pasaba en su vida personal. Fue mamá: en el
2007 nació Felipe (9), de su relación con Bruno
Lábaque. Cuatro años más tarde conoció "al hombre de mi
vida": Daniel Vila (64). Hubo amor y romance a full,
después llegó Lola (4) y en abril del año pasado -de
blanco y en Mendoza- se juraron frente al altar estar juntos para
toda la vida. Y formaron una gran familia con los tuyos, los míos y
los nuestros. Al clan se sumaron los hijos del empresario mendocino: Agustín (34), Noel (31), Barbarita (28), Magui (23)
y María Luisa (14), que vive con ellos en Buenos Aires para
estudiar teatro: "Son todos artistas en mi casa. Es muy buena y está
perfecto que se prepare, la admiro y el día que tenga la oportunidad va a estar
bien armada".
La
conductora de Pamela a la tarde es frontal, directa, responde
a todo y cuando algo no le gusta, lo deja en claro. ¿Su peor defecto?
"Interrumpo". ¿La mejor virtud? "Soy conciliadora". ¿Qué
mamá sos? "Culposa". ¿Esposa? "La mejor".
Y cuenta
los secretos de su matrimonio con el presidente del Grupo América:
"Nacimos el uno para el otro. Cuidamos muchísimo a nuestra familia, es
nuestra madriguera. Pero la intimidad de la pareja y lo sexual es clave. No
me preguntes cómo sería mi vida sin él porque no la imagino".
Definirse
como conductora le cuesta más y no es por falsa humildad: "Estoy
en la búsqueda de mi conducción. Fui cambiando. Soy una
laburante".
Ser
"la dueña", como la llamaron algunos, hizo que tenga que demostrar el
doble y no se quejó: "Está bien, son las reglas". Se ganó el lugar y
creció en estos años como pocas conductoras en televisión: "Quiero seguir
con ese ritmo. Obvio que me comparo con el primer Desayuno Americano del
año 2011 y hay cambios muy grandes. Me da orgullo, no ha sido fácil".
Entre los
momentos de su carrera que destaca figuran Fuera de Foco: "Me
dio mucha escuela, me enseñó un montón salir a la calle. Después, con Animales
Sueltos aprendí a panelear, que debe ser la tarea más difícil, porque
al conducir vos repartís y tener un buen equipo es el secreto del éxito".
El salto a la conducción llegó
con Desayuno… y la búsqueda
de su propio tono: "Tenía que gritar para despertar a la gente a la
mañana. Era 'buenos días, arriba'. Después, cuando hice El debate de Gran
hermano, había un formato, tenía hasta un vocabulario
diferente, lo preparé con una coach. Y para Pamela a la tarde hice lo mismo, me junté con ella para encontrar
una conducción distinta. Lo estamos logrando".
—¿Cómo
está hoy la dinámica familiar? ¿Cómo son los días en la casa David-Vila?
—Vila-David.
No es caótica, nos acomodamos bastante porque Lola empezó a crecer de golpe.
Tiene 4 y medio ¡pero está tan grande! Ella hace ballet en el colegio, va a las
clases de Reina Reech, tiene su día de natación… Me da menos culpa el salir a
trabajar.
—¿Cómo
son hoy tus mañanas?
—Igual me
levanto temprano. Felipe sigue entrando a la misma hora y lo llevo. Vuelvo
y me preparo el desayuno, prendo la tele tranquila, porque todos duermen y
estoy solita con mi mate, mi desayuno y mis diarios. No tengo ningún apuro.
Empecé a hacer una cosa que me encanta y les recomiendo a todos: electrofitness.
Voy dos veces por semana y noto el cambio. Voy a cumplir 40 y está todo durito.
—¿Cómo te
llevás con la edad?
—Re bien.
Tengo 38, digo que voy a cumplir 40 pero porque estoy más cerca de los 40 que
de los 30. Me llevo bien porque siento que viví un montón.
—¿Te
arrepentís de algo?
—De no
filtrar. Está bien decir lo que uno piensa pero a veces, si no suma, ¿para qué?
No miento, evito, tal vez me callo. A veces decía cosas sin medir lo que
generaba en el otro. Era muy desbocada.
—¿Te
costó tomar conciencia del impacto que podían generar tus declaraciones?
—No es
que me costaba tomar conciencia sino que me molestaba que manejaran mis
tiempos. He dicho barbaridades. Yo me acuerdo que me hacían una nota de
cualquier revista y pensaba el título que iba a decir porque quería ser tapa.
No me arrepiento de ninguna porque eran otros momentos y yo necesitaba
instalarme, estaba todo pensado. Después me pasó que decía algo en un contexto
y me lo cortaban. Y yo decía: "Sí, es verdad, lo dije… pero dentro de
un contexto".
—¿Qué
entrevista soñás hacer?
—A
Mirtha, la quiero agarrar. No es fácil, sé que no da muchas notas. Pero a mí me
gustaría meterme en su casa. Sería mi sueño. Me imagino que debe tener un
megapalacio, es como una reina. Me encantaría abrir un placard o revisarle los
cajones de la mesa de luz.
—¿Y de la
política?
—Bueno,
obviamente al Presidente. Que la última vez que vino a Desayuno… fue
cuando estaba en campaña.
—¿Qué le
preguntarías?
—Sin
ánimo de hacer chicana, qué es lo más difícil que le tocó y qué es lo que cree
que le falta.
—¿Macri
pensó que iba a ser más fácil?
—Siento
que le falta llegar a la gente más pobre. No lo digo como una chicana, no
quiero ponerme el cassette de los kirchneristas, pero hay una realidad y la
gente más pobre no puede tener fe y esperanza. Hay mucha miseria y falta
más. Está bien que están trabajando, yo sé que lo están haciendo y que todo
llevará un tiempo, pero hay gente que no sé si pueda esperar ese tiempo.
—¿Qué te
duele a vos? Porque muchas veces veo que te emocionás.
—A mí me
duelen los jubilados. La mirada del jubilado en la calle, la tristeza que
tiene porque no es reconocido, porque ya le pasó la vida, porque no puede
defenderse, porque no se siente escuchado. Esas cosas me angustian. La ANSES
está haciendo un montón, esa deuda histórica existió y no es campaña, están
haciendo. Pero falta más, el jubilado es el gran olvidado.
—A los
jubilados se los ha maltratado históricamente.
—Sí. Y
si nos metemos en política a mí me parece genial el "bajemos los
precios" de Massa y Stolbizer. No me parece que sean tituleros, estamos
hablando de los productos de la canasta básica. Se puede hacer. ¿Por qué no lo
hacen? ¿Es para no perder esta cosa de "me lo propone otro, lo quiero
hacer yo"? ¡Tiren para el mismo lado, que sea de la gente, ya dejen de
querer ser dueños del logro! No importa a quién se le ocurrió, fue buena la
idea, hacela.
—Vos
votaste a Massa. ¿Te gusta cómo está ejerciendo la oposición?
—Sí, me
siento muy bien representada.
—Y a
Cristina, si la pudieras entrevistar, ¿qué le preguntarías?
—Yo no sé
si me gustaría entrevistarla.
—¿Cómo la
vas a recordar?
—Como una
persona que nos dividió mucho. Ella inventaba títulos tipo: "Les dicen
'cabecitas'" y lo decía ella. A mucha gente logró generarle un cierto odio
o resentimiento. Hizo enfrentar a pobres contra pobres. Generó
mucho enojo y le quitó a la gente las ganas de crecer. Durante muchos años
instalaron la idea de que el que podía cambiar el auto o viajar afuera era
antipatria. Instalaron muchas cosas que generaron odio.
Pese a
todo, elige la Argentina para desarrollarse y quiere que sus hijos crezcan acá:
"Quiero vivir en Argentina y ojalá mis hijos vean los cambios que nosotros
no estamos viviendo. Pienso que mis hijos o mis nietos van a vivir un
cambio. Parezco muy anti K con lo que estoy diciendo, pero los
últimos años retrocedimos más que nunca". Sin embargo, confía en la
capacidad de salir adelante, aunque eso no suceda de un día para el otro:
"Es importante esta oposición responsable, como la llama Sergio: 'Lo que
está bien, acompaño; lo que no está bien no lo voy a acompañar'. Con las cosas
que están bien que se den la mano y vayan todos para adelante".
—¿Qué
opinión tenés del movimiento Ni una menos?
—A mí me
asusta y tengo que tener cuidado con lo que te voy a decir. Conozco mucho a
Alejandra Stamateas, que tiene charlas para mujeres que sufren violencia de
género, y me cuenta que después de cada marcha esas mujeres vuelven más
violentadas de sus casas. Con esto no quiero decir que se tengan que callar,
quiero tener cuidado con el mensaje. Al final no sé si suma o no. A lo mejor,
la cantidad de mujeres siempre existió y no se animaban a denunciar y por eso
ahora hay más denuncias. Me asusta nuestro país, no hay otros países con estos
índices. También es nuestra responsabilidad como madres no criar
hombres machistas.
—Qué les
transmitimos, qué nos transmite la publicidad todo el tiempo. Es un todo.
—Pero
cambiamos para bien. Yo hacía La peluquería de los Mateos y no
me sentía un objeto. Y hoy digo "no", con otra conciencia, con otra
cabeza, que tiene que ver con este movimiento porque yo nunca me
sentí un objeto, ni cuando hacía Playboy. Todo lo
disfruté, lo decidí, y en su momento era joven, me sirvió un montón en mis
comienzos y voy a estar siempre agradecida. Vos me preguntás: "¿Lo harías
otra vez?". "Sí, lo volvería a hacer, no me arrepiento de nada".
—¿Qué es
lo que más te enamora de tu marido?
—Todo me
enamora. Antes yo me retobaba, él me quería ayudar, acompañar, aconsejar y no
me gustaba. Hoy sí, descanso y le agradezco. Es mi referente.
—¿Trabajan
a la par?
—No, él
trabaja mucho más… ni hablar.
—¿Vos
opinás de la programación de América?
—No,
empezamos a evitar hablar de trabajo.
—¿Pero si
ves algo que no te gusta en la programación, te lo callás?
—A mí me
encanta la programación y si hay algo, lo puedo decir pero con sutileza. Sobre
todo porque es trabajo y hay gente que lo está haciendo y que da lo mejor.
—¿Quién
es el mejor conductor de la televisión?
—Santiago
del Moro, me encanta. Soy su fan. Es contundente, transmite, lo quiero, es
buena gente, tiene valores.
—¿Y
sacándote a vos, en el universo femenino, la mejor conductora?
—Mirtha
Legrand.
—¿Es el
mejor momento de tu vida?
—Siempre
sueño que son los mejores momentos. Me da miedo… cuando estás tan bien, decís:
"Ay, Dios, no me toques nada". Y hace años que me viene pasando. La
salud de todos nosotros en primer lugar. Dios es muy generoso
conmigo.
Por Tatiana Schapiro
www.infobae.com
Gracias a El Destape
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