Las
apuestas son parte de la vida. Y Pamela David cada tanto se juega un pleno. La
conductora desembarcó con Pamela a la tarde, a partir de las tres y media, por
América . Mamá de dos hermosos hijos, la sensual morocha habla de todo. “Este
programa de la tarde me lo vino ofreciendo Liliana Parodi desde que se hizo el
primer debate de Gran Hermano. Iba a ir a las ocho de la noche, pero era
imposible por la familia. Es un horario hermoso para todos porque creo que el
prime time es el que todos quieren, pero para la vida en familia es el más
complicado. En el segundo año, el debate se hizo a la tarde y también me dijo
que me quedara con ese horario. Y este año, cuando estaba volviendo de las
vacaciones de verano para hacer Desayuno americano, me propuso ir a la tarde,
que necesitaba un programa entre Intrusos e Infama, y que si lo quería hacer,
era mío. Me picó el bichito. Me parece todo un crecimiento. Jorge Rial te
entrega la audiencia más alta del canal. Es otro público, que todavía no
conozco. En Desayuno la noticia era inmediata y nos enterábamos en el momento
de muchas cosas. Y ahora a los temas hay que reciclarlos, tocarlos desde otro
lugar, porque a las tres y media de la tarde la gente se empezó a enterar un
poco de las cosas. Y me parecía muy positivo cambiar, no hacer toda la vida lo
mismo. Iban siete años, un programa instalado y muchas cosas a favor. Pero
también quería jugármela. Si uno quiere obtener resultados diferentes, tiene
que hacer cosas diferentes”.
–¿Qué mirás de la tele?
–América se ve mucho por Internet, pero también desde la pantalla. Te das cuenta con la gente por la calle. Nuestro Ibope es el público, los diarios, las revistas, lo que levantan los portales, te das cuenta de que se consume mucha tele. Y es cierto que está la otra opción, que son las series, pero que están más para la noche. Intratables me enferma la cabeza, es un programa que lo veo todas las noches. Y ahora me gusta Polémica en el bar, porque se me pasa volando, me desintoxica un poco del enojo y la discusión fuerte, y me voy a dormir con Fantino, porque me gusta mucho la nueva versión. No llego hasta el final del programa, pero insisto en que me gusta porque me mantiene informada de distinta manera.
–¿Y de otros canales ves algo?
–No, la verdad que no me gusta, sobre todo porque veo muchas cosas parecidas que aparecieron después de América. En casa hay siete televisores pero no están todos prendidos todo el tiempo. Se prende cuando terminamos de almorzar y arranca Intrusos, o a la noche, cuando cenamos y miramos Intratables. Por ahí, Lola, mi hija más chiquita, pone un poco de cable y dibujitos. Y a Felipe, mi hijo mayor, no le queda tiempo para ver tele porque hace mucho deporte. Hasta las ocho tiene tiempo de jugar con el teléfono y después tiene que empezar a bajar los decibeles para dormir. A las diez los dos están durmiendo. Y ahí, mientras charlamos y nos ponemos al día como pareja con Daniel, mientras tanto nos acompaña la pantalla de América. Mis hijos son tiranos, tremendos cómo me absorbieron, que me tenían full time hasta ahora en casa. Tienen tantas actividades que sos un pulpo para llevarlos y traerlos. Te cansa pero está buenísimo.
–¿Te imaginás tu vida lejos del trabajo?
–Sí, sí, ya lo hice y lo padecí. Lo hice cuando nació Lola, que me tomé un año, que tenía mis problemas de presión. Me hacía mal, necesitaba trabajar de algo, pero trabajar. Trabajo desde que soy muy chiquita, y tener mi sueldo, con mis horarios, responsabilidades, me hacía falta. No me tomaría un año sabático. Si me tomara un tiempo sería para hacer otra cosa. Para estudiar, para prepararme para algo, pero nunca parar porque sí. No me haría bien parar para hacer nada. Me gusta la psicología pero ahora me siento grande para estudiar una carrera.
–¿Sos la psicóloga de tus amigas?
–Me vivo analizando. Como toda libriana, busco el equilibrio. Sigo analizándome con Stamateas, y encantada. En algún momento me va a largar, pero a mí me hace bien. Es un tiempo que me lo dedico a mí. Es lo único que tengo que no muevo la agenda, sólo en casos excepcionales. Trato de tener mi día a la semana, que no me importa el tránsito, apago el teléfono y es para mí. Ahí uno desahoga. Estamos muchas horas expuestos reteniendo cosas. Yo me permito llorar, pero lloraría mucho más de lo que lo hago. Son tantas las malas noticias, es tanta la mala energía, lo malo que uno tiene para contar en cámara que no podés no involucrarte con la noticia y terminás hecha bolsa.
–En su momento, apoyaste que tu marido dejara el fútbol y le recomendaste a Marcelo Tinelli que no se metiera.
–Me parece una mafia el fútbol. No hay ningún cambio. No está Grondona pero siguen los mismos.
–¿Y eso es lo que le pudo pasar a Tinelli?
–¿Alguna duda tenés? Yo no tengo ninguna duda de eso. A mi marido le recomendaría que no se vuelva a meter en estas condiciones, con esta gente que es la misma, no hay transparencia.
–¿Qué mirás de la tele?
–América se ve mucho por Internet, pero también desde la pantalla. Te das cuenta con la gente por la calle. Nuestro Ibope es el público, los diarios, las revistas, lo que levantan los portales, te das cuenta de que se consume mucha tele. Y es cierto que está la otra opción, que son las series, pero que están más para la noche. Intratables me enferma la cabeza, es un programa que lo veo todas las noches. Y ahora me gusta Polémica en el bar, porque se me pasa volando, me desintoxica un poco del enojo y la discusión fuerte, y me voy a dormir con Fantino, porque me gusta mucho la nueva versión. No llego hasta el final del programa, pero insisto en que me gusta porque me mantiene informada de distinta manera.
–¿Y de otros canales ves algo?
–No, la verdad que no me gusta, sobre todo porque veo muchas cosas parecidas que aparecieron después de América. En casa hay siete televisores pero no están todos prendidos todo el tiempo. Se prende cuando terminamos de almorzar y arranca Intrusos, o a la noche, cuando cenamos y miramos Intratables. Por ahí, Lola, mi hija más chiquita, pone un poco de cable y dibujitos. Y a Felipe, mi hijo mayor, no le queda tiempo para ver tele porque hace mucho deporte. Hasta las ocho tiene tiempo de jugar con el teléfono y después tiene que empezar a bajar los decibeles para dormir. A las diez los dos están durmiendo. Y ahí, mientras charlamos y nos ponemos al día como pareja con Daniel, mientras tanto nos acompaña la pantalla de América. Mis hijos son tiranos, tremendos cómo me absorbieron, que me tenían full time hasta ahora en casa. Tienen tantas actividades que sos un pulpo para llevarlos y traerlos. Te cansa pero está buenísimo.
–¿Te imaginás tu vida lejos del trabajo?
–Sí, sí, ya lo hice y lo padecí. Lo hice cuando nació Lola, que me tomé un año, que tenía mis problemas de presión. Me hacía mal, necesitaba trabajar de algo, pero trabajar. Trabajo desde que soy muy chiquita, y tener mi sueldo, con mis horarios, responsabilidades, me hacía falta. No me tomaría un año sabático. Si me tomara un tiempo sería para hacer otra cosa. Para estudiar, para prepararme para algo, pero nunca parar porque sí. No me haría bien parar para hacer nada. Me gusta la psicología pero ahora me siento grande para estudiar una carrera.
–¿Sos la psicóloga de tus amigas?
–Me vivo analizando. Como toda libriana, busco el equilibrio. Sigo analizándome con Stamateas, y encantada. En algún momento me va a largar, pero a mí me hace bien. Es un tiempo que me lo dedico a mí. Es lo único que tengo que no muevo la agenda, sólo en casos excepcionales. Trato de tener mi día a la semana, que no me importa el tránsito, apago el teléfono y es para mí. Ahí uno desahoga. Estamos muchas horas expuestos reteniendo cosas. Yo me permito llorar, pero lloraría mucho más de lo que lo hago. Son tantas las malas noticias, es tanta la mala energía, lo malo que uno tiene para contar en cámara que no podés no involucrarte con la noticia y terminás hecha bolsa.
–En su momento, apoyaste que tu marido dejara el fútbol y le recomendaste a Marcelo Tinelli que no se metiera.
–Me parece una mafia el fútbol. No hay ningún cambio. No está Grondona pero siguen los mismos.
–¿Y eso es lo que le pudo pasar a Tinelli?
–¿Alguna duda tenés? Yo no tengo ninguna duda de eso. A mi marido le recomendaría que no se vuelva a meter en estas condiciones, con esta gente que es la misma, no hay transparencia.
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