Todo comenzó con una pregunta muy simple: "¿Llorás, Pamela?". Y ella, fiel a su estilo, contestó a corazón abierto: "Soy re llorona. Me lo permito. Me pasa en el programa. Un hecho de inseguridad que se lleva la vida de una persona y le arruina la vida a toda una familia para siempre... Eso me da impotencia, me angustia".
"Si hay algo que no me critico es que puedo transmitir lo que le puede pasar a otras personas", continuó con su relato la conductora de Pamela a la tarde, el ciclo que comanda de lunes a viernes, a las 15.30, por la pantalla de América.
Acto seguido, comenzó a narrar un fuerte momento que vivió cuando volvió de sus vacaciones por Estados Unidos luego del final de Desayuno Americano. "Me pasó algo tremendo y lo voy a contar", anticipó Pamela. Y empezó a detallar: "Estábamos de viaje, cuando terminó Desayuno, me fui de vacaciones. Y lamentablemente uno se va olvidando, se va soltando. Y como que se siente libre. Allá podía sacar el celular, podía caminar a la noche. Pensaba: '¿Hace cuánto que no caminamos con mis hijos de noche por la calle?'. Ahí me hizo un click. Volví, me acostumbré, venía tranquila. Al segundo día fui a un gimnasio, de esos que te hacen electrodos. Fui relajada, no tenía horario, estaba sin volver al trabajo aún".
Al llegar al lugar, la conductora se llevó una sorpresa: estaban atrasados los turnos. Pero lejos de enojarse, como venía muy tranquila de sus vacaciones, se tiró al piso a esperar y mirar el celular, sin hacerse problemas". Entonces, una mujer apareció de la nada. "Me dijo: '¿Qué, vos sos mejor que yo?'. Pensé que estaba confundida. Yo la miraba. 'No sos más que yo porque trabajás en la tele', siguió. Entonces entendí que sí me estaba hablando a mí. Le pregunté qué pasó. Me dijo que tenía turno y que por mí tenía que esperar. Yo no entendía nada", recordó.
La primera reacción de Pamela fue lógica: se angustió y, nudo en la garganta de por medio, intentó calmar a la señora. "Pensé: 'Esto es lo que me espera'. Me había olvidado de las redes sociales, no había ni leído el diario, me había olvidado de todo. Me agarró vulnerable, indefensa. Después lo resolvimos. Pero mientras tanto tuve mucha angustia. Tenía que ir hacerme las manos al shopping y no pude. Cuando salí del lugar me puse a llorar. Me shockeó la agresión. Llegué a mi casa y estaban todos. Me dijeron: '¿Qué te pasó?'. Y me largué a llorar de nuevo. ¿Por qué la gente tiene que ser tan violenta?", concluyó.
Juan Abraham
Fotos por Nestor Garcia
www.clarin.com
www.clarin.com
No comments:
Post a Comment