Tuesday 24 August 2010

Pamela David “Me operé las lolas de nuevo: fue un regalo de mi marido” - Gente - Octubre 2008


A sus 30 años, con un hijo de casi 2 y casada desde marzo último con el jugador de básquet Bruno Lábaque, vuelve al teatro de revistas: será la primera vedette de Nito Artaza en Mar del Plata. Aquí habla de amor, sexo, trabajo y un retoque en sus curvas para volver con todo a las plumas.



–Esposa y madre, sí… Pero seguís adelante con tu carrera, que exige poco o nada de ropa…


–Es cierto. Lo que pasa es que desnudarme, mostrar mi cuerpo y seducir jamás fue un problema. Soy así. No tengo falso pudor, justamente porque separo bien las cosas. El escenario y la vida real no se mezclan…

–¿Alguna vez se mezclaron? Porque fuiste muy mediática…

–Eso fue un paso imprescindible para salir del anonimato. Sucedió hace ocho años, cuando me dejé filmar todo el día en el reality show de El Bar. Ahí arranqué…

–¿Segundo paso?

–Modelé para la agencia de Ricardo Piñeiro, y de golpe… ¡vedette! Fue en Mar del Plata con Coronados de risa… y me quedé en lolas sobre el escenario por primera vez. Después tuve mi propio programa erótico (Pamela Sex por Playboy TV), y en el 2004 hice revista por última vez: Diferente, con Florencia de la V, producida por Gerardo Sofovich.

–¿Qué significó Gerardo en tu carrera?

–Siempre le estaré agradecida, porque me dio un lugar en los medios…
–Pero abandonaste. ¿Por qué?

–No me gustaba la energía que había en el teatro de revista: demasiada sobreexposición me angustiaba, de modo que decidí defender mi vida privada y pasarla bien. “Basta de vivir en una guerra de egos”, me dije.
–Pero volvés, a pesar de que el teatro de revistas y la guerra de egos siguen igual. ¿Qué pasó?

–Sentí que la propuesta de Nito Artaza es diferente, y además siempre quise trabajar con él.
–¿Cómo es esa propuesta?

–Súper energética. En una etapa desnudé mi cuerpo y mi vida íntima porque era el camino a la fama, pero ahora puedo elegir mi trabajo, y dedicarles más tiempo a mi marido y a mi hijo. Firmé para hacer la revista, y también el tercer año de Fuera de foco por América TV.


 
–¿Competís con las mujeres de tu profesión?


–No, y no me fijo si tienen más o menos curvas que yo. Desde que fui madre las respeto y las entiendo más. En Fuera de foco me toca entrevistarlas y juego a ser una periodista sexy e impertinente. Me encanta la intimidad de sus vidas, y después compartir con ellas una producción hot de fotos.

–¿Te cuesta hablar de tu vida privada?

–No, para nada. Lo hago libre y naturalmente. Me entrego, soy verborrágica… Pero a veces hablo de más y me arrepiento.

–¿Por qué?

–No te olvides que mi carrera comenzó en un reality: ¡exposición total las veinticuatro horas! Puro cuerpo. Pero tuve que remontar esa imagen y demostrar que soy algo más que curvas…

–Pero seguís mostrándolas. ¿Qué dice tu marido cuando aparecés desnuda en público?

–Hummm… Mirá, es muy celoso, muy fogoso, y a veces mis producciones hot le molestan, pero…

–¿Pero?

–Le encanta verme como Dios me trajo al mundo… ¡y bien que se ratonea! Total, sabe que este cuerpito es de él…
–¿Vas a bajar el perfil, o…?

–Ya lo bajé. No agarro cualquier cosa. Consulto, pienso, y aprendí a decir que no. Mi libertad y mi familia no se negocian.
–A veces, por trabajo, tu marido vive en Córdoba y vos en Buenos Aires. ¿La distancia apaga el amor?

–Al principio fue difícil, pero después descubrimos que vivir separados es una buena receta para la pareja. Nos encanta estar juntos y nos elegimos para siempre, pero vivir en casas separadas nos hace bien. Estamos más concentrados en nuestros trabajos, y cuando nos encontramos… ¡¡¡estallan los planetas!!!
–¿Cómo son esos encuentros?

–Explosivos, llenos de fantasías… y de muy buen humor.
–¿Bruno te cambió?

–¡Y cómo! Nunca pensé entrar a una iglesia, y menos casarme de blanco, pero ahora puedo arrepentirme de cualquier cosa menos del casamiento.
–¿Al nacer Felipe perdieron deseo sexual?

–No… Bruno es escorpiano y yo una gran libriana. Puedo dejar de comer, pero de… lo otro, jamás. Al contrario: ser madre me hizo más adicta al sexo. Algunas noches espero que se duerma Felipe… y me disfrazo de colegiala para mi marido.
–¿Sos fiel?

–Sí. Antes no creía en la pareja para toda la vida. Desde los dieciséis años, cuando tuve mi primer novio, nunca estuve sola. Siempre hubo un chico de turno. Al conocer a Bruno pensé que sería un touch and go, pero a mi madre le encantó. Y hoy, mientras todas eligen a tenistas o futbolistas… ¡soy la única que anda con un jugador de básquet!
–¿Se viene un hermano para Felipe?

–Por ahora no vamos a buscarlo, pero si llega, será bienvenido. Después de tener a Felipe perdí dos embarazos. Me hice estudios y dieron bien. Pero vamos a esperar un poco.
–¿Te operaste otra vez las lolas?

–Sí, me las regaló Bruno para mi cumpleaños. La primera vez fue a mis diecinueve años, y ésta es la segunda. Después de dar de mamar un año y ocho meses le pedí a Guillermo Calgano que me las afirmara, y después, en Córdoba, me operé los ojos con Roger Onnis, porque era chicata y no quería usar anteojos.
–Lolas nuevas, ojos nuevos… ¿vida nueva?

–Nueva y mejor. Cada vez veo más claro el camino.



Por Pablo Procopio (gente.com.ar)

Fotos: Santiago Turienzo

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