Danza con Cobos. Libro: Aníbal Litvin. Dirección Gral.: Nito Artaza. Dir. artística: Flavio Mendoza. Con: Nito Artaza, Cacho Castaña, Gladys Florimonte, Pamela David, Flavio Mendoza, Romina Propato, Daniela Palacios, Carlos Bernal, María Merolla, Paulo Pedernera, Adrián Kiss, Gisella Bernal, Martín Whitentamp y Andrea Pueyrredón. Escenografía: Martín de los Santos y Sergio Ríos. Iluminación: Fabio Cuello. Vestuario: Marcelo Pendola. Coreogra-fía: Flavio Mendoza y Romina Propato. Dir. musical: Andrés Grant y Federico Vilas. En el teatro Mar del Plata. Duración: 110 minutos.
Nuestra opinión: regular
MAR DEL PLATA.- Tremendos altibajos tiene la revista que este año presenta Nito Artaza en Mar del Plata. El comienzo es avasallante, impacta de verdad, pero de a poco el show va perdiendo vuelo. Lo que empieza con una propuesta coreográfica, musical y escenográfica sofisticada y lujosa se diluye en un conglomerado de sketches sin gracia, picardía o -mucho menos- inteligencia. Una pena si se tiene en cuenta el nivel de recursos -sobre todo técnicos- a los que este grupo experimentadísimo en el género sabe y puede echar mano.
Es cierto que los números musicales, en los que tienen un rol preponderante los juegos acrobáticos, son de lo más rescatable (el mejor, el de los caballeros con armadura), pero ellos mismos pierden elegancia y efectividad cuando la primera vedette y algunas de las chicas del cuerpo de baile lucen rotas sus medias de red. Son detalles que un espectáculo que pone el ojo en esos puntos de glamour y excelencia -y que cobra entradas de hasta 100 pesos- no se puede permitir. Lo que debía ser bello troca en decadente.
Sin dudas el gran acierto de Artaza fue haberla sumado a Gladys Florimonte a su elenco. Ella es la única que aporta algo de gracia a un show que por momentos es, directamente, aburrido. Aunque es en sus cuadros donde aparecen las remanidas invitaciones a algunos espectadores para subir al escenario a bailar o a actuar en algún sketch, solamente ella arranca alguna sincera carcajada. Ni siquiera Nito, con sus imitaciones o su monólogo de chistes, logra convertirse en el centro del espectáculo.
Pamela David, la primera vedette, es bellísima -qué duda cabe- y se las arregla bastante bien para bailar o actuar, pero le falta el peso escénico necesario como para que aporte algo más; quizá sólo es cuestión de tiempo.
Cacho Castaña, la gran figura del convite, llega para el postre a deleitar a sus seguidoras que, desde la primera fila, se desesperan por tocarlo o robarle un beso. El cantante -acompañado de siete músicos en vivo- hace un rápido y efectivo recorrido por su repertorio. Hay que decirlo, la gente termina bailando en la platea festejando el haber ido al show. Esas ganas de pasarla bien deberían inspirar a los responsables artísticos del espectáculo para buscarle otra vuelta de tuerca a un tipo de teatro que no tiene por qué esclerosarse.
Apostillas
Echar la culpa . El lunes se suspendió en el Tronador –el día de su estreno– la obra Le Referí Cornu, que produce Gerardo Sofovich, porque anunciaron que no pudo llegar a tiempo de un desfile de modas una de las protagonistas, Victoria Vanucci, pero la verdadera razón sería que sólo se vendieron doce entradas y no querían dar sala con tan poca gente.
Reconocimiento . Anoche, en el Auditorium, Susana Rinaldi recibió una placa por parte del Ins-tituto Cultural de la provincia por su compromiso social y artístico.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1088080
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