Thursday 26 August 2010

Ciudad roja y muy poblada - Mayo 2005

"Doble vida" , serie dramática protagonizada por Jorge Marrale, con Carolina Ardohain, Valentina Bassi, Felipe Colombo, Pamela David, Norberto Díaz, Iván González, Daniel Kuzniecka, Claudia Lapacó, Agustina Lecouna, Bárbara Lombardo, Adrián Navarro, Esteban Pérez, Guillermo Pfening, Romina Ricci, Gonzalo Valenzuela, Juana Viale, Patricia Viggiano y Moria Casán. Autor: Marcelo Camaño. Fotografía: Hans Bonato. Producción ejecutiva: Walter Minaglia. Puesta en escena: Claudio Gallardou. Producción general: Verónica Alvarez. Productor asociado: Marcelo Kohen. Director general: Diego Palacio. Idea y realización general: Martín Kweller. Una producción de Endemol Argentina, por América, de martes a viernes, a las 22.15.



Dos cosas quedan claras para quien acaba de ver el comienzo del más ambicioso proyecto de ficción preparado por Endemol Argentina, con el que América aspira a sacarse de encima esa suerte de estigma que recibió tal vez injustamente y que le impide cobrar vuelo en aquel terreno.
Primero, que casi todos los personajes con algún grado de protagonismo tienen algún doblez de conducta que se resisten a admitir o directamente mantienen oculto por diferentes razones que van del egoísmo y la ambición a la piedad y el dolor. Segundo, que no parece haber otro desahogo para las angustias y los conflictos abiertos por ese comportamiento ambiguo que el sexo, vivido en la mayoría de los casos en la forma de encuentros turbulentos o situaciones culposas y también como un medio para mejorar la situación personal y el status económico.
Del primero de estos datos esenciales para entender "Doble vida" hay que decir que aquí los personajes son tantos que sólo un cuidado trabajo de guión y puesta en escena puede colocarlos sobre el tablero sin temor a caer en el desconcierto.
Las cosas parecían bastante bien encaminadas al principio, cuando algunos certeros giros argumentales y la pericia de Claudio Gallardou para darles continuidad en escena abrieron perspectivas interesantes para un relato más cercano a los típicos conflictos de una telenovela (sobre todo en el caso de los personajes más jóvenes, aquejados por pérdidas o dolores intransferibles en el seno familiar) que de un relato de intriga. Esto es así, por más que el desencadenante de la historia haya sido el asesinato de la esposa de un prominente cirujano plástico (Marrale), con inevitables reminiscencias del caso García Belsunce.
Pero ya al final del episodio de apertura se puso en marcha una de los riesgos a los que siempre se exponen aquellas ficciones sobrecargadas de personajes que se mueven en forma simultánea. A menos que un único hilo los haga mover al unísono en planos separados (como ocurre en la excepcional serie norteamericana "Lost" con las víctimas de un accidente aéreo), lo que vemos aquí es que el capricho y las circunstancias forzadas comienzan a ser, de a poco, los únicos factores capaces de hacer converger las historias. Y cuando esto ocurre sobreviene en el espectador la sensación de pérdida de certidumbre y de confianza, patente en una visible baja en el rating de la primera a la segunda emisión.
El otro elemento central de "Doble vida", por cierto mucho más meneado, es el lugar central asignado al componente erótico de la trama, aquí expuesto sin ambages, con un lenguaje crudo y lejos de los enigmáticos y a menudo ininteligibles escarceos que sugería "El deseo".
Aquí hay strippers, lucha femenina en el barro, relaciones por dinero, prostitución VIP, sesiones fotográficas de elevado voltaje y pasiones indisimuladas, casi siempre plasmadas en la imagen con el estilo prolijo, atrayente, frío y artificioso de los clips publicitarios, factor que desde el vamos condiciona cualquier intención de darle a alguna narración una pátina pretendidamente realista.
Así las cosas, Gonzalo Valenzuela, por la fresca desfachatez de su busca, y Felipe Colombo, por su sensibilidad, sacan claras ventajas en el terreno interpretativo por sobre la lánguida Patricia Viggiano, la fría Juana Viale (todo un estereotipo de malvada) y las nada convincentes Romina Ricci y Bárbara Lombardo.
Dicen quienes conocen la continuidad de "Doble vida" que todo esto es apenas el comienzo y que en cualquier circunstancia el sexo será el gancho principal para atraer espectadores, porque si el ciclo funciona será porque hay interés en ver a algunas de sus figuras quitándose la ropa sin prejuicios y si no funciona en algún momento se acentuará la fórmula para volver a llamar la atención. Esta apelación al erotismo suena aquí más exagerada que incómoda, con una propensión al exceso que puede llevar muy rápidamente al hastío, dato ya registrado por el televidente que soporta con resignación las machaconas menciones a "Doble vida" durante todo el día en América.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=701743

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